Una nueva oferta que empieza en Madrid, en plena calle Mayor. De la mano de la Olena Ros, la chef ucraniana. llega a nuestras calles Rolenka.
Un lugar precioso, decorado con gusto, a modo de oasis en medio de la gran ciudad.
Olena une en su cocina la tradición ucraniana con sus conocimientos adquiridos en la gran escuela Le Cordon Bleu.
He leído grandes críticas y comentarios, quizás el día que yo fui tuve mala suerte, porque nos hicieron esperar infinito. Era un viernes y no es recomendable ir si sales del trabajo tras la jornada intensiva con mucha hambre.
La carta abundante, no excesivamente barata. El servicio, una vez que nos atendía, muy educado, pero claro, el paso de los minutos en blanco pasa factura.
Para comenzar unas tortitas de patata con crema fraiche y variedad de ahumados, en mi humilde opinión un pelín pasados de aceite. Pero en conjunto muy ricos, eso sí, no es un plato abundante.
Junto al crujiente una ensalada de tomates corazón de buey con ventresca de atún y sal gorda, frescos y con mucho sabor nos refrescaron en la tarde estival.
De plato principal una hamburguesa de ternera rufa con huevo y patas fritas y solomillo de cerdo a la pimienta con arroz.
La verdad es que el tener que esperar mucho nos quitó el apetito, los platos estaban correctos, pero no me parecieron dignos de esas grandes críticas, quizás no elegimos un buen momento. Imagino que le daremos otra oportunidad, aunque la verdad es que la oferta gastronómica en Madrid es tan amplia que no se si habrá ocasión. Eso si, nada de 20 euros, aquí se fue a 30 y eso que ni postre ni na de na.
Calle Mayor, 30