Y seguimos con las sorpresas cercanas a casa. Otro clásico del barrio que aún no había probado. Otro delito. Cocina italiana de 10 y yo sin pisarlo.
Pero al final sábado noche con reserva pudimos conocerlo.
Los que sois de mi quinta os acordaréis de Bruno Squarcia que salía como profesor en Al Salir de clase (enlace a la wiki para refrescar memoria). Hizo más cosas, pero dejar que la nostalgia adolescentes se apodere de mis recuerdos.Pues este buen hombre es el dueño, junto a la que creo es su mujer, o lo que sea, pero allí están ambos un sábado noche al pie del cañón y saludando a todos los comensales como si fueran familia. Este detallito que no os pase desapercibido, que si al gente repite tendrá su porqué.
Y nosotros descubrimos la razón de repetir, la comida, sublime. La carta para estar días leyendo, si no me creéis mirar:
Creo que no exagero, tardamos un ratito en elegir, pero para eso fuimos tomando un rico aperitivo y un delicioso apperol, así la espera o la toma de decisiones lentas se hace más llevadero.
Y al final fuimos a probar los sabores que más nos gustan, porque si esos nos cuadran, seremos, a partir de ese momento, familiares con derecho a saludo.
Tel si nos cuadraron, los mejillones deliciosos y abundantes, mi pasta rellena de 10, pero los carabineros de mi vecino de mes estaban para chuparse los dedos. No llegué con fuerza al postre, pero me debo un tiramisú. Espero no tardar en probarlo.
Lo dicho, que soy muy tiquismiquis con los italianos, y este me ha ganado el corazón y el paladar sobre todo.
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