Madrid me sorprende, siempre. En el madrileño barrio de Chamartín nos podemos encontrar restaurantes de los que te dejan el bolsillo y la tarjeta tiritando, o como este del que vengo a hablaros que tiene las tres B, bueno, bonito y barato.
Decir barato es quizás un exceso, pero tampoco me voy lejos. 55 tres personas cenando y con vino. Decir que fueron tres platos a compartir todos ellos, pero mirar que precio.
Un local donde su nombre no engaña, pues el restaurante en si nada sería sin la terraza. Bonita, cómoda, amplia, bien atendida, ambiente agradable (Aunque nos tocó grupo veinteañero ruidos) y en resumen dos horas largas de buena compañía, buen ambiente y rica comida.
Elegimos un humus sabroso, un rabo de toro sobre lecho de puré de patatas, y unos ricos crujientes de pollo. Regadito con un vinito ribera del Duero, y un buen café de sobremesa.
¡Como reinas!